Manifiesto, Educación para la Paz y la Convivencia
Vivimos en una sociedad muy lastimada, que día a día se debe enfrentar a distintas situaciones relacionadas con la pobreza, inseguridad, intolerancia, violencia, desigualdad, discriminación, entre muchas otras, en donde a lo bueno llaman malo y a lo malo bueno; una sociedad en la que nuestros niños y jóvenes están creciendo carentes de empatía y amor por los demás; una sociedad que los lleva por el camino de lo superficial e individual, en lo que prima es el “yo” sin importar los medios para alcanzar los sueños.
Es por esto, que es necesario tomar conciencia de nuestras decisiones y acciones, más aún en lo que determina a una sociedad democrática la cual debe ser capaz de aprender de sus dificultades y generar espacios de aprendizaje para la construcción de un país armonioso y la resolución de conflictos por vías no violentas. Además de anudar esfuerzos por conseguir la justicia social y recuperar los valores humanos universales que llevan a una convivencia pacífica y duradera.
Y es aquí, en donde la labor docente toma aún más fuerza, ya que tenemos en nuestras manos la oportunidad de transformar vidas a través de procesos formativos que permitan el desarrollo integral del individuo, generando escenarios de paz y convivencia.
“El colegio es un verdadero laboratorio de convivencia, un semillero de ciudadanos en el que se refuerzan los principios que guían la ética personal y se aprenden las nociones básicas de las principales disciplinas del conocimiento y la vida en sociedad”.
Tomado de: Casa Editorial El Tiempo. En el Colegio en El libro de la convivencia (p. 25)
De esta manera, en la educación para la Paz y la Convivencia se debe:
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Ser un agente que promueva acciones de Paz y Convivencia para valorar y preservar la vida del ser humano, los animales y la naturaleza.
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Recibir y dar un trato respetuoso en cualquier momento y en todo lugar.
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Reconocer a cada persona como un ser único e individual; asimismo, sus fortalezas y habilidades para llevar a cabo acciones que procuren bienestar para todos.
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Servir de mediadores cuando se presenten conflictos, procurando dar soluciones mediante un diálogo cordial y asertivo.
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Dar a conocer sus opiniones o puntos de vista de manera respetuosa, crítica y propositiva.
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Generar un ambiente de cariño, aceptación, comprensión, cordialidad y buen trato.
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Ser empáticos y solidarios con las necesidades y dificultades de los demás.
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Estar libre de rencor, odio, resentimiento, envidia, desprecio, injusticia y todo aquello que dañe el corazón del hombre.
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Evitar toda clase de expresión o acción que ejerza violencia contra sí mismo y el otro.
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Mantener una vida espiritual fundada en el amor y el perdón.
Viviana Andrea Sanabria Poveda